sábado, 7 de abril de 2012

4. Nunca dejar de soñar



- Nataliaaaaaa!!!!!!- mi otra compañera de piso (Marta), vino corriendo hacia mi.

+ ¿Qué pasa?

- No te hagas la tonta, Daniela me acaba de contar que ¡Tienes un novio!

Le lancé una mirada amenazante a Daniela y luego dije:

+ No es mi novio, es solo un amigo.

- Entonces, si no es tu novio, no te importara que le pida que quedemos hoy ¿No?- dijo Daniela.

+ No claro que no.

- Muy bien ¿Me das su número para que le llame?

+ ¿Numero? Yo no tengo su número.

      Marta me quitó el móvil del bolsillo y dijo:

- ¿Y este tal Eric quien es? porque si que tienes su numero.

Daniela agarro el móvil y empezó a marcar el numero

-¿Diga? ¿Natalia?- dijo Eric al otro lado del teléfono.

- No, soy su amiga Daniela la del bar, me preguntaba si te apetecería…

Antes de que pudiese decir nada, pegue un salto y le quité el móvil:

+ Me preguntaba si te apetecería quedar hoy para ir al cine.

- ¿Natalia?

+ Si, soy yo.

- Claro ¿A que hora quedamos?

+ ¿A las siete?

- Muy bien, pues… a las siete nos vemos, adiós.

Colgué, Daniela y Marta me miraban asombradas, hasta que Daniela dijo:

- No me lo puedo creer…

+Daniela lo siento.

- No lo decía por eso, si yo no quería ir… lo que no me puedo creer es que por una vez aya tenido una idea buena y que haya funcionado.

+ Espera… ¿Qué idea?

- Sabía que si te daba celos, por fin te decidirías a quedar con el.- me sonrojé y le di un abrazo, era una gran amiga.

jueves, 23 de febrero de 2012

3. Recuerdos que transportan al pasado




Dimos un largo paseo hasta llegar a un lago, estaba lleno de patos, todos iban en un única fila eran unos 6, todos de un marrón peculiar, todos excepto uno que era de un color verde oscuro. Era todo tan bonito, salimos del parque para comer en un restaurante nuevo en la calle mayor.

Por fuera era un edificio de piedra con un cartel enorme donde ponía su nombre “Modern Cook”. Entramos en el, a primera vista parecía un lugar tranquilo; mesas cuadradas de cristal, servilletas de un color azul marino, cuadros modernos, una música relajante… Se acercó un camarero y nos dio dos menús no le vi la cara, porque ni siquiera nos miró, se limitó a darnos los menús y a marcharse rápido.

Cuando decidimos lo que íbamos a comer volvimos a llamar al camarero esta vez si que le vi, de hecho nos quedamos un rato mirándonos el uno al otro, hasta que el desconcertado dijo:

-¿Natalia?

+¿Eric?

-Hola- me saludó y me dio dos besos- ¿Te acuerdas de mí?

-Natalia, ¿Quién es?- dijo Daniela intrigada.

+ Hola Eric- ignoré a Daniela- claro que me acuerdo de ti ¿Trabajas aquí?

-Sí, ¿Qué vais a pedir?

Le dijimos lo que íbamos a tomar y luego se despidió.

+ Bueno adiós.

- Adiós, un placer volver a verte, y un placer conocerte a ti Daniela.

Daniela le sonrío, y cuando se fue me dijo:

-Es guapo.

Me reí.

-¿Dónde le conociste?

+En el parque, el día de…

- A, tranquila no hace falta que me lo cuentes, se que fue duro para ti.

Se me calló una lágrima, pero no era mi culpa, los recuerdos pueden hacer daño. Daniela cambió de tema para que no pensara en el pasado, terminamos de comer y salimos de ahí.

domingo, 5 de febrero de 2012

Daniela



Era una mañana fría, las 9:45, mi compañera de piso (Daniela) ya se habría ido a trabajar. Y como no, dejó el cartón de leche abierto y una jarra de café llena. La cogí y me serví un poco en una taza que saque del armario.

Me fui a mi habitación y saque unos pantalones viejos de chándal y una sudadera gris, me hice una coleta y me fui a correr a la calle. Volví media hora después, dejé el Mp3 en la mesilla y me tumbe en el sofá. Sonó un pitido, venía del contestador, esto era lo que decía el mensaje:

-        ¡Natalia! ¿Se puede saber donde estás? Te he llamado al móvil y no me lo as cogido. ¿No se te habrá olvidado, verdad? Te espero aquí hasta las 10:30, si para entonces no has llegado me iré sola.

Se me había olvidado, tenía que ir a recoger a Daniela al trabajo, se había cogido el día libre para estar conmigo. Eran las 10:23, tenía que darme prisa, cogí las llaves y cerré la puerta. Empecé a correr, me metí por callejones, pase entre la gente, salté vallas de carteles que ponían para hacer publicidad. Y al final llegue, pero Daniela no estaba, esperé un buen rato y a las 10:45 alguien me llamo al teléfono:




+ ¿Quién es?

-Natalia, soy Daniela.

+ ¿Dónde estás?

- ¿Dónde voy a estar? En casa.

+ ¿Cómo que en casa? ¿No me habías dicho que fuera a buscarte?

- ¿Yo? Que va ¿Es que no has escuchado el segundo mensaje? Venga, ven a casa que ya es tarde.






Le iba a decir que no era tarde, que solo eran las 10:55, y que no me apetecía volver a casa, pero me dijo adiós y me colgó, así que volví por donde había venido, y al final legue a casa. Escuche el segundo mensaje de Daniela, y nos pusimos a hablar sobre lo que íbamos a hacer, teníamos tantos planes: ir de compras, tomar un café, ver una película… Pero sabíamos que no nos iba a dar tiempo de hacerlo todo, así que nos decidimos por ir a un parque nuevo que habían construido a dos manzanas de nuestro edificio, decían que era enorme y muy bonito, sabíamos que iba a ser un acierto seguro ir allí.

sábado, 4 de febrero de 2012

Nos sobrarán las ganas de volar



Era una tarde fría, de esas en las que solo piensas en irte a casa y escapar de ese frío. Mis pies se mojaban con el agua que salpicaban los charcos al correr, pero no tenía tiempo para preocuparme por eso. El me esperaba.

Nos reunimos en la esquina de un callejón, allí estaba él. Alto y guapo vestía un jersey de color azul marino, y encima un chubasquero del mismo color, unos vaqueros y unas deportivas. Yo en cambio llevaba una coleta alta, un jersey rosa de Adidas, un pañuelo en el cuello, unas mallas marrones y unas deportivas. Me abrazo y me dio un beso, y agarrados de la mano nos dirigimos hacia una cafetería.

Me escondí tímidamente detrás del menú, y mientras tomábamos la taza de café, él me agarro la mano y me llevo fuera de aquel sitio, fuimos al parque y allí me lo dijo todo, todo aquello que me hizo llorar, y ahora comprendo que no mereció la pena. Me fui de allí, corrí sin pensar, sin saber a donde iba y al final me caí al suelo, cansada, triste y con el corazón roto. Pensaba que no podía haber nada en el mundo que me hiciera recuperar la esperanza y la sonrisa que había perdido. Todo era tan perfecto, y ahora de repente nada, como si todo hubiera sido un sueño…


 




 Un chico me ayudo a levantarme:

-        ¿Estás bien?
+ Mas o menos.
-        ¿Tomamos un café y me lo cuentas?
+ Acabo de tomar uno.
-        Bueno entonces yo me lo tomo y tú me cuentas lo que te pasa.

Me reí, era un chico alto y guapo, quizás no me vendría mal contarle mis problemas, igual el me comprendía.

Se lo conté todo, que me llamaba Natalia, que vivía con unas compañeras en un apartamento, que tenia 17 años, una vida complicada y un nudo en la cabeza. Pero el hizo que me olvidara de mis problemas. Me hizo comprender que terminar una relación solo significa que te acercas más a encontrar el verdadero amor. Era encantador, se llamaba Eric, 17 años. Me tuve que ir pero no se me olvido darle mi teléfono.

Llegue al apartamento, abrí la puerta y deje las llaves sobre la mesa del recibidor, me fui a mi cuarto y me tumbé en la cama. Tenía que aclararme las ideas, estaba confusa. Acababa de perder a alguien al que quería pero solo podía pensar en él, en Eric.